El Coloso de Villerías. El Teatro de la Paz, uno de nuestros orgullos arquitectónicos fue construido entre 1889 y 1894 en terrenos que en otro tiempo pertenecieran al convento del Carmen y que después de la expropiación de los bienes de la iglesia y hasta 1889 funcionó como cárcel, y fueron justamente algunos de los presos, conjuntamente con otros trabajadores que se contaron por cientos y que durante cinco años participaron primero en la demolición de la antigua cárcel y luego en la construcción del teatro.
Por esos tiempos la cárcel de la calzada estaba también en construcción, había comenzado antes que el Teatro y en cuanto fue posible ser utilizada, aún sin concluir, fueron trasladados los reos desde su antigua residencia, para iniciar las obras de la monumental obra concebida y dirigida por el arquitecto José Noriega.
El teatro de la Paz se inauguró el 4 de Noviembre de 1894, coinciden
temente con el cumpleaños del entonces gobernador Carlos Diez Gutiérrez y con el segundo congreso médico mexicano que se celebró con cede en San Luis.
La inauguración del Teatro de la Paz fue todo un acontecimiento, vinieron mas de mil quinientos visitantes, para los que se organizaron banquetes, y serenatas en la plaza de armas que se cubrió con una gran vela. A los vendedores tradicionales se agregaron los vendedores de chisteras.
El programa inaugural, con la presencia del ministro de gobernación, Manuel Romero Rubio, que asistía con la representación del General Porfirio Días, se abrió con el Himno Nacional Mexicano, interpretado por el coro de la Compañía de Opera Popular, que era una compañía Italiana, y las estrofas estuvieron a cargo de las solistas Virginia Ferranti, Angélica Gay y Fanny Perez, Mezzosoprano, soprano dramática y soprano, respectivamente, luego vino el discurso inaugural a cargo del gobernador Carlos Diez Gutierrez y
después la intervención del poeta Manuel José Othón, cerrándose el programa con la representación de la ópera “Lucrecia Borgia” de Gaetano Doniezetti.
En los siguientes días sirvió de marco a las sesiones del segundo congreso nacional de medicina y en los años subsecuentes sirvió para audiciones y representaciones memorables, ahí actuaba con frecuencia la orquesta del maestro Flavio F. Carlos. La ciudad era visitada con frecuencia por concertistas de gran prestigio y en 1899 se dio a conocer la gran maravilla del siglo: El cinematógrafo de Lumiere, o la linterna mágica, ese mismo año
, en el mes de septiembre, se celebraron los primeros juegos florales organizados por el instituto científico y literario, ahora UASLP.
Del 7 al 9 de Octubre de 1905 se celebró el tercer centenario del Quijote, con el estreno de la obra “El último capítulo, escrita por Othón, justamente para esa conmemoración.
En el proyecto arquitectónico original, el teatro quedaría literalmente abrazado por un hotel cuya fachada daría hacia la alameda, finalmente los anexos exteriores fueron utilizados como oficinas, incluso la de policía y tránsito estuvo ahí, como también estuvo, en los años treintas, la delegación de la Cruz Roja.
Hacia 1927, el t
eatro ya demandaba reparaciones urgentes, los suntuosos cultos y elegantes espectáculos habían dejado su lugar a exhibiciones de Lucha libre, burlesque y vaudeville.
En 1944, durante el gobierno de Gonzalo N. Santos, el teatro era un vil cascarón al que no bastaba una restauración sino una reconstrucción y así lo decidió el mandatario, formando un patronato para la administración de las obras materiales y el posterior funcionamiento del teatro. En la primera mesa directiva del patronato del Teatro de la Paz, estuvo como secretario Antonio Rocha Cordero y la obra de reconstrucción estuvo a cargo del Arquitecto Francisco Javier Cossio, auxiliado por el Arq. Ignacio Algara y el Ing. Flavio Madrigal., fue entonces cuando se construyeron, acertadamente, la Galería Germán Gedovius y la sala de conciertos Flavio F. Carlos.
Y así, el día 25 de Septiembre de 1949 a las 22:00 horas se hizo la solemne reinauguración, iniciándose con el Himno Nacional Mexicano, tocado por la Orquesta Sinfónica Potosina, dirigida por don Ramón Hernández, en seguida unas palabras de Antonio Rocha Cordero y una intervención mas de la Sinfónica Potosina tocando “El Barbero de Sevilla
, cerrando el programa la compañía de teatro de María Teresa Montoya, con ella como protagonista, representando el melodrama “Fiebre de Juventud”.
Desde entonces el teatro de la paz ha sufrido alteraciones importantes, algunas acertadas y otras, aún cuando hayan sido hechas con la mejor de las intenciones han resultado nefastas, como la última que acabó por afectar la acústica de la sala, durante el gobierno del Lic. Fernando Silva Nieto.
El patronato que iniciara en 1944 fue cambiando de personas y al final terminó siendo un obstáculo para muchas representaciones que merecían este escenario, por lo que fueron retirados y entonces la
administración del Teatro de la Paz quedó durante un breve lapso, bajo el control de la Secretaría de Educación, hasta que se creó el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, y posteriormente el Instituto de Cultura de San Luis Potosí y actualmente la Secretaría de Cultura del Estado, que quizás sea el tiempo en que mas uso se le ha dado a este recinto que tanto nos enorgullece a los Potosinos.
Nota, lo de “Palacio de Villerías” fue un mote que alguien le puso por encontrarse en la calle de Villerías y como le da cierto encanto aristocrático que no le va mal, se usa con frecuencia.