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jueves, 8 de julio de 2010

Medicamentos de ayer y hoy

Droguerías, Boticas, Farmacias y Medicinas.

Platicaban los abuelos que “más antes” el Médico escribía en la receta la fórmula del medicamento que recetaba, para que el boticario la preparara ya fuera en polvo o en líquido y los enfermos o se aliviaban o se morían pero el caso es que el boticario iba de la mano en la atención de los pacientes.
Por supuesto que no cualquiera era boticario, algunos aprendían al lado de otros y había quienes estudiaban como don Nereo Rodríguez Barragán que estudió para ello y lo ejerció hasta que se convirtió en Agente Confidencial de Venustiano Carranza y después historiador (Historiógrafo dicen algunos), o el Dr Zarzosa, padre y abuelo de otros doctores, que tenía su farmacia y botica en la esquina de Carranza con Bolívar y que fabricaba y vendía las benditas gotas del Dr. Zarzosa para el dolor de muelas.
La botica San Francisco en la esquina de Pascual M. Hernández y 5 de Mayo. Y otras boticas, la mayoría en el centro de la ciudad preparaban las fórmulas de los médicos, queda alguna que conserva cuando menos los hermosos y misteriosos frascos blancos que contenían ingredientes utilizados, pero poco a poco fueron introduciendo las medicinas ya elaboradas que curiosamente desde su aparición se han presentado (cuando salen al mercado) como la gran cosa, el gran descubrimiento, lo mejor para… y luego o se mal usa o se descubre que resulta mas dañina que benéfica para los humanos, muestra de ello se puede apreciar en las fotografías que les presento en esta entrada que contenían sustancias ahora prohibidas como la Cocaína, el Opio, Quinina y la Heroína, esta última aún se emplea en algunos medicamentos contra el dolor producido por el cáncer. Pero hay compuestos que se han eliminado recientemente, como la efedrina y la pseudo-efedrina que era muy buena para el tratamiento de gripa, pero alguien descubrió que con ella se podía fabricar el temible Cristal o Krac y la sustraían de los medicamentos usando acetona y el inofensivo ácido acético,
Ahora resulta también que productos tan inofensivos como Shampoos pueden resultar cancerígenos si contienen formoldehido. Muchos medicamentos han cambiado de formulas pero no de nombres cuando las autoridades sanitarios han prohibido algún compuesto de sus fórmulas y ante esto se comienza a regresar a la medicina tradicional en la que también encontramos muchos charlatanes.
A continuación fotografías de medicamentos antiguos que por sus compuestos han desaparecido del mercado.



domingo, 23 de mayo de 2010

El Jardín Colón y la torre de su reloj

El robo de un siglo
El Jardín Colón, al parecer el único que conserva su nombre original u oficial desde que se instituyó como tal, aunque coloquialmente durante algún tiempo, incluso hasta poco después de la segunda mitad del siglo XX algunos le nombraban también el jardín de la merced, por encontrarse donde fue el convento de “La Merced”, por ahí estuvo también la capilla de San Lorenzo al lado poniente donde una vez estuvo una palmera que fue quemada por un rayo, del lado oriente del jardín se encuentra el ahora Mercado Tangamanga, aunque todavía en la década de los sesentas del s. XX se le conocía como Mercado de la Merced, hasta que un día a alguien se le ocurrió nominar lo mas que pudo con el nombre de Tangamanga.
Al Jardín colón se llega desde el centro, en forma directa, por la ahora calle de Zaragoza que tuvo diferentes nombres, oficiales o no, que fueron de “La Merced” y “San Lorenzo” principalmente, “de la Concepción”, “Vargas” y “De los Afligidos” según se puede ver todavía en algunas placas de cerámica a lo largo de la calle.
El jardín colón cuenta con el único pozo artesiano cuadrado en San Luis todavía en funciones, tiene cuatro corredores que parten del centro donde está la torre del reloj regalado por la colonia española al pueblo de San Luis Potosí con motivo del primer centenario de la independencia, según se ve en su enorme placa de mármol fechada en 1910, esta es la principal característica del jardín además de que al final del corredor sur parte La Calzada de Guadalupe y a unos pasos se encuentra la Caja de Agua.
Durante casi un siglo el reloj del Jardín Colón dio la hora a los parroquianos, anunciando los cuartos de hora, las medias horas y las horas con diferentes sonidos que salían del pequeño carillón que accionaba las campanillas de la parte superior de la torre se aprecian cuatro carátulas con números romanos que como característica particular tienen el cuatro señalado con IIII y no IV.
Pero sucedió hace justo un año, cuando aún era gobernador del Estado el Contador Marcelo de los Santos Fraga y un sobrino de él encargado de monumentos, la maquinaria del reloj fue sustraída a plena luz del día, arrancando la cerradura de la puerta y en cuestión de minutos extraída la maquinaria, dejando abandonadas las cadenas y cuerdas de las carátulas y campanas, preguntando por ahí, a las personas que frecuentan el jardín, si alguien se había dado cuenta, me contaron que fue alrededor de las 11 de la mañana de cualquier día de abril o mayo de 2009 eran dos personas con uniforme de trabajo y con una camioneta que traía la razón social de una relojería, hubo quienes me aseguraron que el nombre era “La Esmeralda” y que las placas de la unidad eran… unos que de Querétaro y otros que de Puebla, que pensaron se lo estaban llevando para repararlo, pero cuando vieron que la chapa o cerradura había sido arrancada comenzaron a sospechar (inocentes palomitas) que podría tratarse de un robo.
Ahí tenemos que mas de 99 años, prácticamente un siglo de nuestra historia fue robada en la total impunidad, curiosamente un fin similar lo tuvo el reloj de la estación de ferrocarril que aunque mas nuevo que el del Jardín Colón, fue el mas preciso y exacto de todo San Luis.
Podrán las autoridades poner de manifiesto su competencia rescatando estas y otras piezas robadas y/o perdidas y mas aún podrán preservar nuestro patrimonio arquitectónico histórico y cultural?

lunes, 22 de marzo de 2010

Carlos Trejo nos quiere robar nuestras leyendas

En cuestión de fenómenos paranormales Usted es muy libre de creer o no, así se lo platiquen o sea testigo de alguno de ellos, las leyendas que están muy llenas de matices paranormales son sólo eso leyendas que como decían los viejecitos del campo, “no es para creerse pero tampoco para dudarlo, lo cierto es que forman parte de nuestra cultura, y en mucho dan identidad a las porciones de la sociedad que comparten aquellas leyendas, que mejor dicho sería “tradición oral”, ellas se van modificando con el tiempo, por ejemplo he leído tres versiones del Callejón del Diablo, mejor conocido en la actualidad como Calle de Zamarripa, que aunque en esencia coinciden en el tema, la trama resulta totalmente diferente y en alguna ocasión se las contaré ya sea en este espacio o en algún librito que aparezca en el futuro. La llorona es otra leyenda que aparentemente se cuenta igual a lo largo y ancho de la República Mexicana, con variantes muy propias de la idiosincrasia de la comunidad donde se platica. Las Bicicletas automáticas es otra leyenda que junto con la del burro de Extensión aparecen localizadas en San Luis y algunos municipios del Estado de México y de Hidalgo y que Ud puede conocer en el libro “Leyendas y Cuentos del Viejo San Luis” de Peritos y que se encuentra a la venta en todas las Librerías respetables de San Luis. Incluso hay adaptaciones de leyendas que se toman de otras, como la Maltos de Mariano Aguilar y que no es otra cosa que la leyenda de la Mulata de Córdoba adaptada irresponsablemente a un personaje potosino, pero es hasta cierto punto normal que las leyendas de un lugar emigren a otro con su gente, lo que no es válido es que personas que se dicen investigadores de fenómenos paranormales engañen a la gente, asegurando la veracidad de los hechos de una leyenda, y falsifiquen resultados de investigaciones que nunca se hacen, para lucrar con la buena voluntad de unos y la ignorancia de otros, tal es el hecho de Carlos Trejo que en su libro “Historias Vivas de espantos y muertos donde aborda la leyenda de “La Planchada”…. Nuestra planchada, de la que hay muchas leyendas similares en muchos hospitales de diferentes localidades, pero la planchada es muy nuestra, si no, pregúntenle a estudiantes, médicos, enfermeras, afanadores y demás personal del mejor hospital-escuela de México, el Morones Prieto mejor conocido como Hospital Central. Trejo le dedica 17 páginas en este libro,
supuestamente como el resumen de una investigación y hasta tiene la desfachatez de poner algunas fotografías de diferentes lugares haciendo creer en algunas de ellas que se trata del mismo hospital y no tiene empacho al mentir diciendo “ antes visité el hospital donde murió la planchada en el Distrito Federal. Se trata del Hospital Dr. Miguel Otero, ubicado en la avenida Juárez” . Primero: en la avenida Juárez del Distrito Federal no existe ni nunca existió un hospital con el nombre de Miguel Otero, el hospital Miguel Otero estaba en la Avenida Juárez, actualmente calzada de Guadalupe de San Luis Potosí, mas preciso donde está actualmente el centro de salud, a unos pasos de la Cruz Roja. Con esto queda de manifiesto que el señor Trejo no hizo ninguna investigación al respecto. Y peor aún dice que la Planchada se llamaba Eulalia, nombre que todos sabemos le dio Mariano Aguilar y así lo manifestó en su momento, sólo por darle un nombre. Luego, Trejo, en un video de You tube asegura que “Eulalia” fue asesinada en un hospital naturista de Tamaulipas. Uff.
Y otra mas, la Dama Enlutada que es también una leyenda muy nuestra y que venimos escuchando desde hace casi cincuenta años, Carlos Trejo la aborda en su mismo libro Historias Vivas de espantos y muertos, con el siguiente argumento “Todo comenzó la fría noche del 4 de Noviembre del año 2000...” Hágame Ud. el favor…, ahora resulta que lo de la Dama Enlutada sucedió hace menos de 10 años. ¿Pues que acabamos de nacer o que?, si como dicen que con una muestra se conoce el género o que para muestra basta un botón, deduzca Ud. que tipo de trabajo de investigación desarrolla el autonombrado Cazafantasmas, Investigador de fenómenos paranormales
Las Leyendas o tradición oral son del dominio popular por lo que no son protegidas por las autoridades del derecho de autor, pero moralmente si tienen patente social por ser parte de la cultura popular de un grupo o región y no se vale que charlatanes mercantilistas traten acuñarlas como producto de un trabajo que no realizan.

jueves, 30 de octubre de 2008

Una anécdota alburera

Hace unos minutos estuve platicando con el Dr. en Historia y Dr. en Finastranzas, que diga en Finanzas, Javier Pérez Siller, amigo mío desde nace mas de 40 años y con el que desde siempre platicar de proyectos y ahora de historia y su apasionante trabajo es como un suspiro, porque nos falta tiempo para platicar mas; me contó una curiosa anécdota que salió a colación de una entrevista que hizo a un Sr. Derbés, potosino, hijo de emigrantes franceses.
Pues resulta que se reunió la comunidad francesa potosina, en el Hotel Nicú, que aparece en la fotografía de arriba, cuya construcción fue demolida junto con toda la manzana en la década de los sesentas, para ampliar la plaza de los fundadores.
El motivo de la reunión “gala “ fue para dar la bienvenida a otro emigrante francés, el Sr. Coulón (que de origen se pronuncia Culón) la reunión fue de lo mas grata para todos los franceses, entre recuerdos promesas, parabienes y buenos augurios; cuando terminó la reunión el Sr. Coulón se retiraba, y comenzó a buscar algo, cuando le preguntaron si todo estaba bien dijo que no encontraba su paraguas entonces el Sr. Derbés llamó a una de las camareras y preguntó con voz clara y fuerte —Donde está el paraguas del Sr. Culón?— la camarera contestó de inmediato —Ah, el paraguas del Sr. Culón la Señora Nicu-lo-tiene—, la concurrencia soltó una espontánea carcajada, le explicaron al Sr. Coulón la gracia que les hizo la frase pronunciada prácticamente sin pausas entre una palabra y la otra, de tal suerte que a partir de ese momento el Sr. Coulón hizo que su apellido se pronunciara tal cual se lee en español.