jueves, 6 de enero de 2011

Los Mesones

El comercio ha sido desde siempre el detonante económico de los pueblos, los comerciantes son protagonistas en la historia económica de las naciones.
En los pueblos prehispánicos, los Pochtecas (comerciantes), regularmente ricos, eran personajes socialmente importantes y políticamente influyentes, llevaban sus mercancías de un pueblo a otro, transportadas en sus propias espaldas o en las espaldas de otros, contratados ex profeso, y a donde llegaban eran bien recibidos, encontrando siempre quien les proporcionara albergue temporal.
En la colonia, los comerciantes, siguieron gozando de un lugar importante en la sociedad, transportando entonces sus mercancías a lomo de bestias o en carretas tiradas regularmente por equinos.
La principal dificultad para los comerciantes al llegar a los centros importantes de población era encontrar alojamiento pues si bien existían algunas posadas improvisadas, estas daban alojamiento únicamente a personas y los arrieros o carretoneros no podían darse el lujo de abandonar a sus animales y carga, por lo que se requerían lugares donde pudieran permanecer temporalmente a buen abrigo personas, animales y mercancías, por eso nacieron los mesones.
En la ciudad de San Luis Potosí llegaron a existir poco mas de veinte mesones siendo uno de los mas antiguos lo fue el “Mesón de la Sirena” en lo que hoy es la calle de Alcalde pero que hasta mediados del siglo XX se le conoció precisamente como “de la Sirena” y el mesón mas grande y funcional de todos y al parecer, el que mas perduró fue el “Mesón de Santa Clara” al que dedicaremos en esta misma entrada un apartado especial. Cerca de ellos estuvo también el “Mesón del Platanito” los tres a media cuadra distante uno del otro, como estuvieron cerca también por el rumbo del actual edificio de Seguridad Pública de Gobierno del Estado, a inmediaciones del actual eje vial, el “Mesón del Venadito” y el “Mesón de Belén”, por el rumbo del Barrio de San Sebastián el “Mesón de Santillán”, el “Mesón de San Antonio” en la actual calle de Madero a inmediaciones de la también actual Calle de Reforma, antes “La Corriente”; aunque hay quienes aseguran se encontraba del otro lado de esta, donde estuvo la cancha Morelos y actualmente es un estacionamiento, pero el caso es que ese mesón también dio nombre a la calle de madero que se conoció, al menos, en los tramos que llegan a Bolívar y Reforma como calle del Mesón de San Antonio. El “Mesón de San Francisco” que se encontraba contra esquina de la Alhóndiga, justamente en la calle de Morelos, donde topa la calle de Julián de los Reyes, actualmente hay unas oficinas del Seguro Social algunas tiendas, donde estuvo también la Fábrica de Cigarros, y de ahí siguen por diferentes rumbos, el “Mesón de San Ignacio”, el “Mesón de San Joaquín”, el “Mesón del Refugio”, el “Mesón de San Agustín, el “Mesón de San José”, el “Mesón del Ángel”, el “Mesón de Dolores”, el “Mesón de Milán”, el “Mesón de de la Providencia”, el “Mesón de Rocha”, el “Mesón de Santa Gertrudis, el “Mesón de la Mulita” y otros de menor importancia que por su poca vida se han perdido en el recuento de los tiempos.
Estos establecimientos eran estrictamente vigilados y reglamentados por el ayuntamiento aún en la época de la Colonia, el “Bando de buen gobierno” de la época refiere, a veces con minucias, las condiciones que se exigían, y además hubo regidores del cabildo, encargados de vigilar los reglamentos y buen servicio de los mesones de la ciudad.
Estos establecimientos, además de populares fueron indispensables, a ellos llegaban las recuas de bestias o carretas de carga con diversos artículos para el abasto de la ciudad y villas.
Don José Francisco Pedraza, en su “Litografía de ciudad antigua” , haciendo una evocación mas que remembranza, nos dice: “Fueron una estampa saturada del ambiente pueblerino, casi también menos que eso; eran los mesones un trasunto rural de las casas grandes de las haciendas: amplio portalón pavimentado de piedra bola, las amplias paredes de la entrada con techos de viguería; a uno y otyro lado bancas de material que eran los “descansos” incómodos y despostillados. Por ese portal se llegaba al centro del mesón, un ancho patio descubierto, siempre invadido por recuas de bestias y alineadas trincheras de fardos de costaleras panzudas o cajones de rejas de maderas toscas, huacales de varas y canastotes descomunales de carrizo, repletos de frutas o verduras.
Un olor de estiércol, alfalfa fresca y bestias trasudadas flotaba en el ambiente del patio al que abrían las puertas bajas de las estancias inmediatas, de ellas salían o entraban los rancheros tocados con sus (amplios) sombreros de copa cilíndrica, aguzada y prominente (….) Las mujeres, sudorosas de rostros toscos y morenos se tocaban con sombreros de palma, a los que dotaban, con rústica coquetería listones de colores o ramos de flores anémicas. A veces al frente de la copa lucían pequeñas imágenes de santos o mínimas cruces de palma. (……..) los rancheros ricos que vienen del Bajío o de la Huasteca o de Zacatecas (…) visten alba camisa y pantaloneras bordadas en el paño azul, abiertas desde la altura de la rodilla, portan chaquetín corto y ajustado, luciendo en la espalda y mangas complicados bordados elaborados con finos alambres, el sombrero de anchas alas y el látigo completan su atuendo pintoresco.
En el portal del mesón, la imagen religiosa, generalmente la Virgen de Guadalupe, cadenitas de papeles de colores, abajo el altar de dos o tres peldaños sostienen ramos de flores y torneados candelabros de bronce y al alcance de los fieles el repisón para las veladoras y a uno y otro lado las alcancías para las limosnas.
En la pared de frente al altar, la estancia del “huésped”, así le llamaban generalmente al administrador; a él se le pagaban los reales o los pesos duros por la estancia de los animales y el consumo de pastura, con él se entendían los servicios menores que prestaba el establecimiento: composturas de ruedas, herraduras, curaciones… ahí se compraban también ungüentos y medicinas veterinarias, las arciones y frenos, los estribos y cabezadas sin faltar las famosas reatas “de Chavinda”.
Arriba de la puerta, ocupando un ancho tramo de la pared, una leyenda con toscos letrones bien visibles, ornada por ingenuas guirnaldas de colores desvaídos, advertía a los clientes:
“ALOJAMIENTO POR (el nombre del propietario) PIOQUINTO GUTIERREZ”
El que sesteé y consuma pastura pagará la mitad de su valor.
No se responde por caballos o animales perdidos
Se reciben caballos y carruajes a pensión
Hoy no fío, mañana si.


El “Mesón de Santa Clara”
Sin duda el más importante mesón de la ciudad lo fue el “Mesón de Santa Clara” que tenía su frente por la actual calle de Allende justamente donde se encuentra la calle de “Santa Clara” y la parte de atrás daba a la actual calle de Pantaleón Ipiña y por los costados la actuales calles de Mier y Terán y Guajardo, o sea era enorme, ocupaba lo que hoy son dos grandes manzanas, originalmente era ahí una hacienda de beneficio de platas y fue adquirida por el francés don Jerónimo Verdier para construir el mesón que abrió sus puertas en 1798, tenía treinta y ocho piezas de habitación, los establos, corrales, bodegas, la casa y oficina del administrador, sin faltar la fonda estratégicamente colocada para dar servicio tanto a huéspedes como público en general. La calle de Mier y Terán era entonces una corriente de agua como muchas que había en el San Luis de entonces.
El “Mesón de Santa Clara se convirtió en cuartel (la primera vez) en 1846 para alojar a las tropas del ejercito que aquí se formó para ir a pelear en Texas contra los norteamericanos invasores, posteriormente volvió a ser cuartel durante la guerra de reforma y la invasión francesa.
En el año de 1886 aparece un anuncio de una plana en el “Almanaque Potosino de Antonio Cabrera” y el anuncio titulado “Venta del Mesón de Santa Clara” dice entre otras cosas que ha dejado de ser cuartel desde hace más de dos años. Que es único en su género en esta plaza por el sistema cómodo y módico para toda clase de pasajeros, transeúntes, arrieros y carreros. Que tiene corrales y cocheras y bien acondicionados “Macheros” para contener quinientas bestias. Que ahí se encuentra agua en abundancia, así como maíz y pastura a precios corrientes de plaza y que está muy céntrico, menciona ya las calles 2da de Mier y Terán y 4ta de Allende, menciona también que cuenta con servidumbre inteligente y magníficos veterinarios, que se reciben, a precios convencionales, caballos y carruajes a pensión, así como comisiones de compra y venta de animales (compras a consignación), el anuncio lo suscribe Manuel F. Tolentino.
Durante la Revolución, en 1915 para ser precisos el “Mesón de Santa Clara” vuelve a ser cuartel, primero de villistas y después de carrancistas.
Afuera se instalaron los soldados de la guardia permanente y en el Zaguán los bancos de armas, en tanto que las accesorias del interior fueron habilitadas para habitaciones de oficiales y soldados. El patio se llenó de materiales de guerra.
Después de la Revolución el “Mesón de Santa Clara” fue propiedad del Sr. Lic. Manuel Aguirre Berlanga y volvió a ser mesón, pocos años después pasó a ser propiedad del Sr. Guillermo Básich de Antonio quien lo hipotecó al Sr. Pedro Gómez de Cervantes. Buscando descendientes del Sr. Basich entrevisté al Sr. Fernando Velasco Básich quien me contó que su tío Guillermo murió teniendo hipotecado el mesón, por lo que al no haber quien pagara la hipoteca, se perdió la propiedad.
Para la década de los treinta, la demanda de servicios de mesón era escasa y casi nula, por lo que este y otros mesones comenzaron a convertirse en vecindades o fueron demolidos, probablemente al único administrador que le tocó esta transición haya sido a don Juan Aguilar que fue administrador del Mesón de Santa Clara desde aproximadamente 1910 hasta 1930. En los cincuenta el mesón dejó de existir al ser adquirido por Ruiz del Valle que fraccionó y construyó ahí sus almacenes ahora en decadencia.
Don Juan Aguilar tuvo cuando menos tres patrones diferentes, fue testigo de la última vez que el mesón se convirtió en cuartel, de la pérdida del inmueble por la hipoteca no pagada.
Yo había dado por concluido este artículo sobre los mesones pero antes de publicarlo me permití mostrarlo a Juan Manuel Aguilar, bisnieto de don Juan Aguilar quien me sugirió detuviera el artículo, en tanto arreglaba una reunión con su tía Carmen que recordaba algunas cosas de la familia y el mesón de Santa Clara, donde había nacido. La reunión se realizó a los pocos días aprovechando el festejo de presentación al templo del hijo mas pequeño de Juan Manuel, la familia en pleno fue convocada, se sirvió un delicioso pozole a los invitados que al parecer habían estado llegando desde temprano, la tía Carmen estaba ahí, todos reunidos en torno a una gran mesa escuchamos atentos a la tía, quien platicó que su abuelo Juan vivía en el estado de Michoacán cuando la Revolución y al escasear el trabajo por aquellos lugares, su cuñado David Martínez Cerda, propietario del Mezón de La Estrella en la actual calle 16 de Septiembre casi esquina con Eje Vial (donde actualmente existe una Arena de Lucha libre), le consiguió trabajo como administrador en el mesón de Santa Clara, cuando el Sr. Basich murió fue adquirido por uno de los achichincles del General Cedillo que en ese tiempo se hacían de propiedades en forma fácil. Lupe la hija mayor de don Juan se casó con Enrique Tello, al parecer hijo del nuevo dueño del mesón, pero en un arrebato de celos, al descubrir una infidelidad de su esposo, Lupe tomó una pistola y l descargó sobre su marido con tan buena o mala suerte que no pasó de un gran susto y quizás algún rozón, ella corrió hasta el mesón y le contó a su padre lo sucedido, que sin pérdida de tiempo tomó lo indispensable y disfrazados salió con toda la familia huyendo de San Luis, refugiándose en Ramos Arizpe, donde nació el primogénito que debió llevar el apellido Tello, pero Lupe hizo correr el rumor de que el recién nacido había fallecido y lo registró como Aguilar, perpetuando con esto el apellido Aguilar.
De la transformación de este en vecindad, y los últimos usos que se dieron al lugar como el hecho de ser rentado a “Carpas de medio pelo” como la de Blanquita Morones que de vez en vez se presentaba con su elenco de cantantes, magos y artistas en la también última etapa de las tandas que ya les platicaré en otra ocasión, poco se precisa, simplemente se fueron dando esos cambios hasta su transformación en bodegas y locales comerciales que ahora existen en el lugar.

Fuentes:
Primo Feliciano Velazquez: Historia de San Luis Potosí
Manuel Muro: Historia de San Luis Potosí
José Francisco Pedraza: Litografía de ciudad antigua
Aportación oral de:
Fernando Velasco Básich
Humberto Morones
Juan Manuel Aguilar y su tía Carmen








lunes, 18 de octubre de 2010

El Mexican Rataplán en el Teatro de la Paz.

Donde los muchachos potosinos conocieron el "Charleston"

Algo había escuchado sobre el Rataplan que no es otra cosa mas que la onomatopeya del ruido de los tambores y es usado para denominar algunas fiestas patronales en España, donde la imagen del patrono se hace acompañar al ritmo de música de percusión y viento, así también se le llama a algunos ritmos afro-antillanos y que los argentinos han puesto de moda entre algunos sectores de la población ávida de cosas nuevas (¿?).
Y traté de recordar donde había visto o escuchado acerca del rataplán, cuando visitaba a mi amigo Luis Fernando García Viera que tiene una impresionante colección de periódicos del siglo XIX y principios del XX que ha puesto a la venta. Entre tanto periódicos, revistas y papeles viejos surgió un volante donde se lee:


¡SIGUE EL BOYCOT!
Lo que en un principio pareció a los católicos una simple medida preventiva contra la libertad del pensamiento y la Religión, va tomando ya cuerpo de doctrina y no hay hogar dé familia católica que no esté cumpliendo religiosamente con esta obligación.
Es la gota de agua que cae hasta perforar la roca, es la disciplina que impone la fe y, que es de una potencia formidable y efectiva. Con valor, firmeza y perseverancia estamos llevando acabo este boycot que nos llevará al triunfo. La única arma que tenemos para defendernos es la del
¡BOYCOT!


NO VAYAMOS AL TEATRO, en el que ya se anuncia el inmoral espectáculo de RATAPLÁN, muchísimo peor que los CINES, a los que tampoco debemos asistir. No usemos automóviles. No viajemos en primera. No compremos dulces, fruta, refrescos, antojos ni cigarros, menos del BUEN TONO. No gastemos en cosas innecesarias. Comamos con sencillez, es más barato el pan blanco que los pastelillos. No compremos flores, libros, música, vestidos, &. No compremos billetes de lotería ni la prensa enemiga del catolicismo.
Crea Usted en nuestro triunfo. Impulse a los cobardes. Sostenga a los débiles
Pase Ud.. esta hoja y todas las de propaganda a sus amigos o vecinos. Una hoja valdrá por muchas. No la destruya, antes haga que la lean todos los que puedan.

Me recordaba el boicot que la “liga de la decencia y las buenas costumbres” hizo de la obra de teatro “La Tarea” cuando estuvo por presentarse en el Cine Avenida por allá de los ochentas o noventas con María Rojo, o cuando intentó presentarse en el Estadio Plan de San Luis “Black Sabat” pero no lograba recordar lo del Rataplán, hasta pedí a mis amigos en el “Face Book” su ayuda para dar con el.
Pues resulta que a fines de la década de los diez del siglo XX vino a México una compañía francesa de teatro de revista o variedades, llamada Bataklán, propiedad de Madame Rassimi que tuvo un éxito arrollador en el gusto mexicano y de ahí le surgió la idea a alguien, de crear, ya en los años veinte, una compañía similar que puso por nombre “Mexican Rataplán” con un bien escogido elenco de bellas actrices y excelentes actores, no todos conocidos pero todos de calidad, iniciaban las funciones un desfile de hermosas señoritas con muy poca ropa y después la variedad con tiples cantando, actores actuando con chispeantes diálogos donde si criticaba a las figuras políticas del momento, sin faltar las frases en doble sentido, cosa inusitada entonces en un espectáculo público, así cuando “El Mexican Rataplán” vino a San Luis, el público potosino pudo conocer a Juanita Barceló y Anita Daniels acompañadas por Lupe Vélez que comenzaba a figurar y actores como el Panzón Soto, el Chato Rugama, Joaquín Pardavé y Pompín Iglesias —el primero— entre muchos actores mas que conformaban la compañía que hizo una muy exitosa temporada en San Luis.
Al respecto escribe Luis Antonio Castro Prieto, autor del libro “Aquel San Luis de los años veinte” (que pueden encontrar en las buenas librerías potosinas):
“Algunas señoras y señoritas de la Acción Católica, ofrecieron boicotear a los que asistieran a esas funciones indecentes para ellas, y acordaron levantar listas negras con los nombres de los hombres que vieran entrar al teatro, para lo cual se estacionaban frente al Coloso de Villerías —Teatro de la Paz—, y los jóvenes de esos tiempos teníamos que hacer gala de astucia para escapar de las miradas de aquellas damitas y pasar a ocupar nuestras butacas cerca de la pasarela para tener el gusto de ver mas cerca a esas esculturales bellezas. Sin embargo, ahí llegamos a ver a algunos señorones y señoras que aparentemente repudiaban el espectáculo, pero iban a presenciarlo ¡Y no se escandalizaban!
En esa temporada conocimos el “Charleston”; hay que recordar que entonces la radio estaba en pañales y no era fácil estar al tanto de las novedades musicales”.
Esa remembranza que hace el Sr. Luis Antonio Castro Prieto se complementa con la hoja volante que las damas “de la vela perpetua” hicieron circular en su afán de boicotear tan “escandaloso” espectáculo allá por los años veinte.

martes, 3 de agosto de 2010

Los primeros dos hoteles de San Luis


Todavía a principios del siglo XIX no existían hoteles como tal, estaban los mesones que daban servicio de hospedaje a arrieros que eran quienes viajan sistemáticamente, otras personas eran hospedadas en casas de familiares o amigos, los religiosos en conventos y por último en algunas casas particulares se daba posada; no había medios de transporte y los caminos eran malos, por lo que la gente no viajaba a menos de que fuera auténticamente una necesidad, fue hacía 1830 cuando aparece la primera compañía de diligencias que cubría la ruta de Veracruz-México en ambos sentidos y de ahí se fue generalizando este servicio, apareciendo las “Ventas” que eran lugares donde se ofrecía alimentos a los viajeros y las Postas donde había bestias de cambio para la diligencia y también había alimentos y lugar de descanso.
A Mediados del siglo en cuestión, fue cuando a la par del surgimiento de la industria hotelera en Europa se funda el primer hotel en San Luis en el año de 1853, en una casa amplia de la plazuela de la Compañía, actualmente Plaza de los fundadores, incluso ocupaba parte de lo que ahora es esta plaza.
Posteriormente, en la época revolucionaria cambió de nombre a Hotel Nicoux (se pronuncia Nicú), y muy seguramente de propietarios; al parecer la Sra. Nicoux era propietaria únicamente del Hotel como negocio y la construcción donde estaba el Hotel era propiedad del Sr. Tomás Olavarría, siempre conservó su estructura original con un patio central de forma rectangular, con tres arcos a cada uno de sus lados y al fondo una amplia escalera por la que se subía a la segunda planta, donde estaban las habitaciones que daban a un corredor, en la planta baja se ocupaba para el restaurante o fonda y otros servicios.
El último dueño de este espacio fue el Sr. Ignacio Hernández del Castillo, de los Hernández de la empresa Herdez que siempre fue un enamorado de San Luis, a tal grado que cuando se llegó la hora de demoler ese edificio para ampliar la plaza fundadores y dar vista completa al edificio de la Universidad, el Sr Hernández ordenó fuera trasladado piedra por piedra numerada, a la Cd. de México con la intención de volverlo a levantar, para tal efecto se realizaron planos y se tomaron fotografías suficientes.
En 1869 el Hotel Yturbide tenía competencia, el Hotel de San Luis (actualmente Hotel Plaza al lado sur de la plaza de armas) que comenzó a funcionar en la enorme casa de la Familia Flores, por lo que dio pie a la publicidad, ofreciendo, el Yturbide, Habitación amueblada a $20.00, Asistencia en Fonda $20.00, por ambas cosas $35.00 mensuales, además ofrecía servicio de “Jardines”, Juego de Boliche, Tiro de Pistola y decía su anuncio en el periódico “La sombra de Zaragoza”, contar con amplias caballerizas y cocheras.
Se podría decir que el Hotel Plaza es hoy en día el hotel mas antiguo de San Luis, como decía, fue fundado en 1859 justamente con el nombre de Hotel de San Luis, en 1876 cambio de nombre a Diligencias y en 1888 al de Hotel Sanz por ser el dueño del negocio un sacerdote de nombre Antonio Sanz Cerrada, tenía restaurante y cantina, pagando renta por todo el espacio a la familia Villoro Ipiña. Hacia 1921 o 22 cambió de nombre a Gran Hotel y Restaurant Castrillón, en 1927 fue el Hotel Tampico y en 1940 Hotel Plaza, aunque desde hace algún tiempo parece tener muy poco movimiento, pero se puede decir que por lo menos permaneció activo mas de 150 años.
Desde entonces la industria hotelera ha tenido gran importancia en San Luis. Así existió el Hotel España en la esquina de Iturbide con Aldama, el Progreso que aún está en funciones sobre la misma calle de Aldama hasta llegar a San Francisco y que ha sido locación para varias películas de época, El Panorama que fue en su momento el de mayor capacidad y el edificio mas alto de San Luis, lo mandó construir don Alfredo Lasso de la Vega, el De Gante, el Colonial, el Concordia el Filher que originalmente se llamó Hotel Palestina hasta que fue adquirido por don Filiberto Herrera, y muchos hoteles céntricos que escapan en este momento de mi memoria pero no por eso merecen ser considerados, incluso aquellos que han desaparecido como el Hotel América en la misma cuadra que el Plaza y que perteneció al historiador Manuel Muro, el que se encontraba a un costado del palacio de gobierno con entrada por la calle de Aldama frente a la casa de moneda y tenía sendas armaduras flanqueando la entrada y por la calle de madero el famosísimo Café Oficina que quedaba a desnivel, el Hotel Nacional Mexicano en la calle de fuente, ahora Universidad, frente a la alameda o el Nacional frente a la alameda por la calle de Othón, del que queda su fachada en cantera con un hermoso escudo de San Luis a bajorrelieve en el frontispicio, el Hotel del Comercio en el jardín Escontría, que fue tirado para hacer el eje vial, y muchos otros que estuvieron y están, la mayoría potosinos y otros muchos de cadenas hoteleras, hablando con ello de la vocación hospitalaria de San Luis.

jueves, 22 de julio de 2010

Tangamanga

Palabra, nombre o que?
La historia de San Luis Potosí tiene muchas contradicciones, de un autor a otro, de un tiempo a otro cambian los datos dramática y contradictoriamente.
En días pasados el Face Book de San Luis Potosí México lanzó una pregunta ¿Qué significa la palabra TANGAMANGA? Incluso me lo preguntaron a mi y di una respuesta ligera con lo que me acordaba en el momento, pero después de ver en ese “feisbuc” la enorme respuesta que tuvo la pregunta, creo que merece mas seriedad y me puse a buscar aquí y allá, que es la única forma que hasta el momento conozco para aprender, y me encuentro con que la primera persona que utilizó este término fue el Carmelita Fr.Manuel de San Juan Crisóstomo, conocido por el pseudónimo de “El Padre Nájera” y dice que el pueblo de San Luis Potosí tuvo su origen en familias aborígenes que se establecieron 300 años antes de la conquista, en este lugar que llamaban Tangamanga. Pero no indica su significado y mucho menos la fuente, no entiendo donde pudo documentarse este Padre Nájera en el siglo XVIII. Al parecer en ese siglo los carmelitas se dieron a la tarea de escribir la historia de San Luis Potosí, otro de ellos, Fray José de Santo Domingo, que vivió en San Luis los años de 1770 y 1771, escribe en 1786 un libro sobre la fundación, progreso y estado del convento de los Carmelitas descalzos de la ciudad de San Luis Potosí, en el señala que San Luis Potosí se fundó en 1576 por Don Luis de Leixa, aunque no menciona para nada el nombre de Tangamanga, los datos que en su libro señala fueron tomados durante mas de un siglo y medio como los reales hasta que don Primo Feliciano Velazquez encontró el acta de fundación hacia 1930.
Así pues don Manuel Muro, inicia su texto de historia en tres tomos que escribió en 1890 y publicó en 1910, con las siguientes palabras:
“Según las crónicas de diversos historiadores antiguos y modernos, el terreno que ocupa todo el estado de San Luis Potosí, no tenía ningún nombre antes de la conquista; únicamente el valle donde se asienta la ciudad de San Luis Potosí tenía el nombre de Tangamanga guitarrilla”
Cabe mencionar que la Historia de Manuel Muro fue el texto de estudio durante muchos años en prácticamente todos los planteles educativos, no obstante contener muchísimos errores e imprecisiones, pero fue hasta que don Primo Feliciano Velazquez publica su texto en cuatro tomos cuando las cosas comienzan a cambiar; don Primo puede ser considerado auténticamente el primer historiador, digamos científico de San Luis Potosí, él se basó principalmente en documentos que fue rescatando poco a poco, entre ellos el Acta de fundación de San Luis Potosí, como lo menciono arriba, la carta donde se le ordena a Juan de Oñate venir a este lugar a fundar el pueblo de españoles, e infinidad de documentos que respaldan su texto, sin embargo en ningún momento menciona que la ciudad de San Luis Potosí se haya fundado en el “Valle de Tangamanga”, y la palabra Tangamanga no es mencionada en su “Historia de San Luis Potosí”.
A Mediados del Siglo XX don Joaquín Meade, otro estudioso de la Historia Potosina, mas especializado en el tema de “La Huasteca” y muy ducho en lenguas autóctonas dice que la palabra Tangamanga es Huasteca y su significado es “Lugar de Agua y Oro”, otros lingüistas señalan que es Otomí y significa “Lugar de Agua y Ranas” y otros que es Tarasca o purépecha que significa “Lugar circundada por estacas” o “Empalizada”.
Finalmente Rafael Montejano y Aguiñaga en su último libro “Armas de la Ciudad de San Luis Potosí, publicado después de su muerte, y que ya había dejado prácticamente en prensa, señala:
"Todavía por 1550 San Luis, como tal, no existía. Mucho menos se llamaba Tangamanga, apodo falso y arbitrario, que no significa “lugar de agua y oro”. Semejante apodo ha sido divulgado por ignorantes y políticos. Tangamanga es un vocablo purépecha que en el mejor de los casos, significa “empalizada”. Lo trajeron los tarascos, ya descubiertas las minas y así llamaron a una de ellas –solamente a una- y por pocos años. Por eso ni se les ocurrió pensar en él (se refiere al vocablo Tangamanga) cuando se ideó el escudo de armas de la ciudad, en 1655, y cuando ya la palabra había caído en desuso.
El primer nombre que se impuso a la extensa región donde ahora se asienta San Luis Potosí, cuando los españoles e indios acompañantes supieron de ella fue el de “La Gran Chichimeca”…. "
Paradójicamente, este libro se imprimió en “Industrias Gráficas Tangamanga”
Ahora bien, los tarascos fueron traídos, contratados, a San Luis Potosí para el trabajo en las minas, pero no como mineros sino para la elaboración y colocación de postes y vigas para los soportes de las minas, que al fin y al cabo eran unas empalizadas o Tangamanga, no podía ser de otro modo, los tarascos jamás se sometieron a los españoles; la mayoría de ellos fundaron y se establecieron en un pueblo que ahora conocemos como Barrio de San Miguelito y es muy probable que personas ajenas al barrio o pueblo al referirse a este dijeran “Ahí donde están los del Tangamanga”, en fin son especulaciones, lo cierto es que cuando se construyó, en 1948 el Mercado de la Merced se le puso oficialmente el nombre de Tangamanga, pero como todos y hasta la fecha muchos seguimos diciendo “Mercado de la Merced”, el nombre nos pasaba desapercibido, al menos a mi que hasta ahora, investigando sobre el término supe que siempre se ha llamado Tangamanga el Mercado de la Merced, este y una calle por el rumbo de alguna colonia en el barrio de Tlaxcala, venían siendo prácticamente las dos cosas con ese nombre, pero sucede que durante la administración del Profesor Carlos Jonguitud Barrios fue expropiado el ejido de la Garita, anteriormente Hacienda de la Tenería, que ya quedaba prácticamente dentro de la ciudad, y como el Gobernador Jonguitud viera que los fraccionadotes, en su mayoría detractores a él, ya se sobaban las manos para hacer del ex-ejido fraccionamientos de lujo, en una reunión, Jonguitud expresó que se aprovecharían los terrenos para beneficio del pueblo, que se haría en ese lugar un parque digno donde las familias pudieran convivir sin ningún costo y que se llamaría… el profesor titubeó al decir el nombre y el entonces joven licenciado Sergio Güel que se encontraba a dos lugares del gobernador dijo en vos baja Tangamanga y el profesor repitió fuerte y claro TANGAMANGA… “PARQUE TANGAMANGA” y de “ahí pal real” no dudaron en bautizar a cuanto mas pudieron con el término Tangamanga, se hizo el Fraccionamiento Tangamanga, la fonda típica Tangamanga. Y muchos negocios entre los que se encuentran Agencia de autos, Restaurante, empacadora de carnes, imprenta, una universidad fueron nominados igual, incluso eventos deportivos como “El Maratón Internacional Tangamanga” Un estilo arquitectónico, El distribuidor vial también se llama así y hasta un perro campeón lleva el nombre de Tangamanga.
Si bien es cierto que antes de fundarse San Luis no existía nada que se denominara Tangamanga, la palabrita o palabrota (según se vea) se ha convertido en nombre propio y la hemos hecho nuestra los potosinos, siendo esta palabra, Tangamanga, un motivo de identidad, y que si bien tiene un significado un tanto cuanto incierto, nosotros podemos darle un sentido muy nuestro que a la postre signifique algo así como “Tierra de gente buena y trabajadora”, o simplemente “Progreso”. De nosotros hoy depende que las futuras generaciones den a Tangamanga un significado o simbolismo como los que hoy propongo.
En tanto, sigamos haciendo importante esa palabra que ya es muy nuestra: “TANGAMANGA”.

lunes, 12 de julio de 2010

La torre del Búho volvió a cantar


Regresó el reloj!!!!

El día de hoy dos cosas vinieron a incrementar mi contento de algo que desde hace algunos días sabía pero esperaba que la autoridad diese la noticia: El Reloj del Jardín Colón ha vuelto a funcionar.
Joel torres escribió en el blog : Hola Sr. Adrián…
Aprovecho este saludo para comunicarle que el reloj del Jardín Colón ha sido restaurado por una relojera de Puebla quedando en óptimas condiciones.
Que bueno que no nos robaron parte de nuestra historia potosina.
Un saludo
Atte: Joel Torres
12 de julio de 2010
Y un correo de Joe Bizzy que deduzco es el mismo Joel, esta nota aparecida en los periódicos Pulso y San Luis Hoy.

Notas > SLP
Restauran reloj del Jardín Colón
Martín Rodríguez San Luis P1otosí/Pulso y San Luis Hoy
12 JUL 2010
Dos meses antes de la celebración del bicentenario de la Independencia de México, nuevamente funciona, aunque automatizado, el reloj monumental de fabricación francesa, que se erige en el pedestal de cantera que se llama “Torre del Búho” del Jardín Colón y el cual fue instalado durante el Porfiriato para conmemorar el primer centenario de esa gesta heroica.
En 2010, el reloj donado por la colonia española en México, celebra sus cien años de actividad, únicamente interrumpida por sus descomposturas ocurridas desde que fue instalado.
A sus alrededores, tal parece que el tiempo, la falta de vigilancia, la irresponsabilidad y el vandalismo se empeñan en burlarse de los elementos valiosos de la Calzada de Guadalupe. Poco a poco, los monumentos sufren graffiti, las bancas se caen y la iluminación escénica ha sido destruida.
Sin embargo, por encargo de la administración estatal, el reloj fue llevado a la compañía poblana “Relojes Olvera” y ya fue reparado.
No entró en funcionamiento sino hasta que la autoridad estatal accedió a montarle infraestructura necesaria para evitar que se deteriore con facilidad. El reloj que se creía “desaparecido”, fue instalado un vez que concluyó la construcción de la base y el habitáculo que ayudará a mantenerlo en óptimas condiciones.
El reloj monumental fue fabricado en Francia y comercializado en México por la desaparecida casa joyera y relojera “La Esmeralda” de México D.F. Se trata de un reloj completo de tres cuerpos que toca las campanadas cada 15 minutos y en la hora completa.

Mi mayor alegría es que existan personas interesadas en los aconteceres de San Luis como Joel, Joe y Ud. que visita este blog.

Efectivamente el Reloj se encontraba en reparación, pero muy pocos lo sabían y nadie explicaba su desaparición que al encontrar la puerta de la torre rota no hacía suponer otra cosa que no fuera un robo.
No entiendo como pudo tardarse tanto la reparación de este reloj que aquí mismo era reparado por relojeros potosinos en cuestión de minutos u horas, lo importante es que ya está aquí, prometiendo perdurar cuando menos otros 100 años.
Al reloj se le ha adaptado un motor eléctrico y nuevos pesos o pesas, y al parecer se ha respetado la maquinaria original, el motor tiene la función de darle cuerda al reloj periódicamente, evitando con esto que el reloj deje de funcionar por falta de personal que haga esa función, como quien dice se ha automatizado.
Ya desde hace tres semanas se pueden escuchar las campanas del reloj, dando los cuartos de hora, las medias horas y las horas

jueves, 8 de julio de 2010

Medicamentos de ayer y hoy

Droguerías, Boticas, Farmacias y Medicinas.

Platicaban los abuelos que “más antes” el Médico escribía en la receta la fórmula del medicamento que recetaba, para que el boticario la preparara ya fuera en polvo o en líquido y los enfermos o se aliviaban o se morían pero el caso es que el boticario iba de la mano en la atención de los pacientes.
Por supuesto que no cualquiera era boticario, algunos aprendían al lado de otros y había quienes estudiaban como don Nereo Rodríguez Barragán que estudió para ello y lo ejerció hasta que se convirtió en Agente Confidencial de Venustiano Carranza y después historiador (Historiógrafo dicen algunos), o el Dr Zarzosa, padre y abuelo de otros doctores, que tenía su farmacia y botica en la esquina de Carranza con Bolívar y que fabricaba y vendía las benditas gotas del Dr. Zarzosa para el dolor de muelas.
La botica San Francisco en la esquina de Pascual M. Hernández y 5 de Mayo. Y otras boticas, la mayoría en el centro de la ciudad preparaban las fórmulas de los médicos, queda alguna que conserva cuando menos los hermosos y misteriosos frascos blancos que contenían ingredientes utilizados, pero poco a poco fueron introduciendo las medicinas ya elaboradas que curiosamente desde su aparición se han presentado (cuando salen al mercado) como la gran cosa, el gran descubrimiento, lo mejor para… y luego o se mal usa o se descubre que resulta mas dañina que benéfica para los humanos, muestra de ello se puede apreciar en las fotografías que les presento en esta entrada que contenían sustancias ahora prohibidas como la Cocaína, el Opio, Quinina y la Heroína, esta última aún se emplea en algunos medicamentos contra el dolor producido por el cáncer. Pero hay compuestos que se han eliminado recientemente, como la efedrina y la pseudo-efedrina que era muy buena para el tratamiento de gripa, pero alguien descubrió que con ella se podía fabricar el temible Cristal o Krac y la sustraían de los medicamentos usando acetona y el inofensivo ácido acético,
Ahora resulta también que productos tan inofensivos como Shampoos pueden resultar cancerígenos si contienen formoldehido. Muchos medicamentos han cambiado de formulas pero no de nombres cuando las autoridades sanitarios han prohibido algún compuesto de sus fórmulas y ante esto se comienza a regresar a la medicina tradicional en la que también encontramos muchos charlatanes.
A continuación fotografías de medicamentos antiguos que por sus compuestos han desaparecido del mercado.