Cada una de las calles del viejo San Luis tiene su historia su mito o su leyenda; Cuando San Luis era rodeado por siete pueblos (que en realidad eran seis) su extensión era ridículamente pequeña, sus límites eran la corriente (ahora calle de Reforma) que circundaba gran parte de la ciudad, el arenal ahora calle de primero de mayo y la alameda al oriente, por el sur la ahora calle de Comonfort.
En las cercanías de Aranzazu por la actual calle de guerrero y extendiéndose a reforma, que todo eso era baldío, se le conocía como los muladares, pero no eran muladares como los conocemos ahora, eran tiraderos de jales o sobrantes del mineral beneficiado en las diferentes haciendas que para tal efecto existían en las inmediaciones, enfrente de la actual plaza de Aranzazu existía un pozo público donde los vecinos se surtían de agua.
Como todas las ciudades San Luis Potosí fue creciendo hacia “las afueras” y pronto, sobre los muladares se construyeron casas, se abrieron calles que nombraban según referencias, como las de las carretas, que era Iturbide entre independencia y bolívar, el Callejón de la Bolsa” hoy Manuel del Conde, calle de una sola cuadra entre Iturbide y Ocampo, paralela a otra calle similar que es la de Herrera en honor al Gral. José Joaquín de Herrera y que primitivamente llamaban del “Nejayote” y también en un momento dado fue de “Las Carretas”, deduciendo con ello que eso de “Carretas” era por el rumbo donde guardaban o se concentraban carretas.
Algunas casas antañosas que se encuentran en esta calle nos dicen que ahí habitaron personas solventes sin decir con esto que fueran sobradamente ricas.
“Nejayote” es una palabra Nahuatl que viene de las raíces nextli, ceniza y ayotl, líquido y así se le llama al agua amarillenta donde se ha cocido el maíz, o sea el agua de nixtamal, desconozco por que se le llamaba así a esta calle de una sola cuadra, pero así fue conocida todavía a principios del siglo XX; con nombre tan original es de suponer que no se requerían puntos de referencia para ubicarla, si fuese el caso sería por un lado “La Famita”, una pequeña tienda en la actual esquina de Herrera con Iturbide, que era atendida por dos viejecitos, uno borrachín y el otro enojón y hacia el otro extremo de la calle, casi llegando a Ocampo, la gente entonces diría —Ahí… donde vive don Rodrigo el choricero— y como no, si la fama del chorizo que elaboraba era de tanta que cualquiera en San Luis ubicaba su casa.
“Don Rodrigo el choricero”, “Don Chorizo el Rodriguero” o simplemente “Don Chorizo” como humorísticamente la racilla se refería a él, vivía en la primera casa de la acera poniente casi esquina con Ocampo. Ahí tenía don Rodrigo, su fábrica artesanal de chorizo, elaborado con las mejores materias primas del mercado y el mas escrupuloso proceso sanitario, tanto así que muchos gustaban comerlo crudo por su frescura y sabor, sin consecuencias para la salud.
Desde muy temprano don Rodrigo el choricero colocaba una mesa en la pequeña puerta de su casa a donde la gente acudía para comprar al menudeo a centavo la bola chica y dos centavos la bola grande y también en su casa entregaba los encargos que con anticipación le hacían.
Debió haber horas pico de venta, por aquellos que le compraban muy temprano para desayunar o almorzar a temprana hora, los que pasaban a comprar para comer a medio día pero ya cuando sonaban las campanas de San Francisco llamando al rosario, no había ni una bola de chorizo para vender.
Todos conocían el punto de venta de tan delicioso chorizo y dicen que esa fue su perdición. Dicen que una tarde, ya "pardiando", le tocaron la puerta de su casa, solicito fue a abrir y se llevó la sorpresa de su vida, que en este caso fue la sorpresa de su muerte, pues resultó que un ánima en pena y con voz estropajosa le dijo que venia del otro mundo con el único fin de solicitarle unas cuantas "bolas" de chorizo... ¡Imagínese usted...! Por su parte don Rodrigo le hizo saber que ya para esas horas se había acabado la existencia del día, a lo que el anima de ultratumba le replicó qué “cualquier” otro día, previo el permiso que tenia que recabar, vendría, sí, seguro que vendría otra vez por el encargo Agregan las viejas cicateras, que desde entonces ya no hizo chorizo Dn. Rodrigo, al poco tiempo se le vio la, faz de un amarillo verdoso y falleció a los pocos días; esto sucedió en la década de los veinte del siglo XX, desde entonces la población potosina no volvió a probar tan delicioso complemento en sus comidas.
En las cercanías de Aranzazu por la actual calle de guerrero y extendiéndose a reforma, que todo eso era baldío, se le conocía como los muladares, pero no eran muladares como los conocemos ahora, eran tiraderos de jales o sobrantes del mineral beneficiado en las diferentes haciendas que para tal efecto existían en las inmediaciones, enfrente de la actual plaza de Aranzazu existía un pozo público donde los vecinos se surtían de agua.
Como todas las ciudades San Luis Potosí fue creciendo hacia “las afueras” y pronto, sobre los muladares se construyeron casas, se abrieron calles que nombraban según referencias, como las de las carretas, que era Iturbide entre independencia y bolívar, el Callejón de la Bolsa” hoy Manuel del Conde, calle de una sola cuadra entre Iturbide y Ocampo, paralela a otra calle similar que es la de Herrera en honor al Gral. José Joaquín de Herrera y que primitivamente llamaban del “Nejayote” y también en un momento dado fue de “Las Carretas”, deduciendo con ello que eso de “Carretas” era por el rumbo donde guardaban o se concentraban carretas.
Algunas casas antañosas que se encuentran en esta calle nos dicen que ahí habitaron personas solventes sin decir con esto que fueran sobradamente ricas.
“Nejayote” es una palabra Nahuatl que viene de las raíces nextli, ceniza y ayotl, líquido y así se le llama al agua amarillenta donde se ha cocido el maíz, o sea el agua de nixtamal, desconozco por que se le llamaba así a esta calle de una sola cuadra, pero así fue conocida todavía a principios del siglo XX; con nombre tan original es de suponer que no se requerían puntos de referencia para ubicarla, si fuese el caso sería por un lado “La Famita”, una pequeña tienda en la actual esquina de Herrera con Iturbide, que era atendida por dos viejecitos, uno borrachín y el otro enojón y hacia el otro extremo de la calle, casi llegando a Ocampo, la gente entonces diría —Ahí… donde vive don Rodrigo el choricero— y como no, si la fama del chorizo que elaboraba era de tanta que cualquiera en San Luis ubicaba su casa.
“Don Rodrigo el choricero”, “Don Chorizo el Rodriguero” o simplemente “Don Chorizo” como humorísticamente la racilla se refería a él, vivía en la primera casa de la acera poniente casi esquina con Ocampo. Ahí tenía don Rodrigo, su fábrica artesanal de chorizo, elaborado con las mejores materias primas del mercado y el mas escrupuloso proceso sanitario, tanto así que muchos gustaban comerlo crudo por su frescura y sabor, sin consecuencias para la salud.
Desde muy temprano don Rodrigo el choricero colocaba una mesa en la pequeña puerta de su casa a donde la gente acudía para comprar al menudeo a centavo la bola chica y dos centavos la bola grande y también en su casa entregaba los encargos que con anticipación le hacían.
Debió haber horas pico de venta, por aquellos que le compraban muy temprano para desayunar o almorzar a temprana hora, los que pasaban a comprar para comer a medio día pero ya cuando sonaban las campanas de San Francisco llamando al rosario, no había ni una bola de chorizo para vender.
Todos conocían el punto de venta de tan delicioso chorizo y dicen que esa fue su perdición. Dicen que una tarde, ya "pardiando", le tocaron la puerta de su casa, solicito fue a abrir y se llevó la sorpresa de su vida, que en este caso fue la sorpresa de su muerte, pues resultó que un ánima en pena y con voz estropajosa le dijo que venia del otro mundo con el único fin de solicitarle unas cuantas "bolas" de chorizo... ¡Imagínese usted...! Por su parte don Rodrigo le hizo saber que ya para esas horas se había acabado la existencia del día, a lo que el anima de ultratumba le replicó qué “cualquier” otro día, previo el permiso que tenia que recabar, vendría, sí, seguro que vendría otra vez por el encargo Agregan las viejas cicateras, que desde entonces ya no hizo chorizo Dn. Rodrigo, al poco tiempo se le vio la, faz de un amarillo verdoso y falleció a los pocos días; esto sucedió en la década de los veinte del siglo XX, desde entonces la población potosina no volvió a probar tan delicioso complemento en sus comidas.
Fe de erratas: en la segunda foto donde dice "cemi-círculo" debe decir "Semicírculo"
4 comentarios:
Por que en realidad son nada mas seis barrios y no siete como se conoce actualmente?
Gracias por rescatar una Leyenda del olvido
Donde es donde venden un chorizo muy bueno por el rumbo de 20 de nov. Y reforma ?
Me pueden decir
Donde es donde venden un chorizo muy bueno por el rumbo de 20 de nov. Y reforma ?
Me pueden decir
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